Cuando alguien dice “siéntate bien” automáticamente ponemos conciencia en nuestra postura y nos esforzamos por corregirla. Bien, pues de eso se trata la conciencia corporal. El cuerpo y la mente están conectados y es importante saber aprovecharlo.
Escuchar al cuerpo es beneficioso para la salud, las emociones y los sentimientos pueden verse reflejados en el cuerpo; se acelera la respiración, se tensan los músculos, hasta puede cambiar nuestro ritmo cardiaco por factores como los nervios o la alegría. Por eso es tan importante tener conciencia corporal, para poder controlar nuestro cuerpo en cada momento y saber escucharlo para conocernos a nosotros mismos, así como para guiarlo hacia nuestros objetivos.
Conseguirlo es cuestión de práctica. Nacemos con la habilidad de la conciencia corporal, pero a medida que pasa el tiempo, unos la desarrollan más que otros, ya que nos centramos en conocer el movimiento del cuerpo pero no en pararnos a pensar en cómo lo hacemos, en cómo lo sentimos. Conseguirlo es positivo para todos los aspectos y ámbitos de la salud, incluida la salud sexual.
Uno de los factores que más influyen en la excitación sexual es el contacto, sentir como nos tocan y cómo tocamos, notar cómo reacciona todo nuestro sistema nervioso y nuestros músculos, saber qué parte de nosotros está actuando mientras dirigimos nuestra mente hacia esa parte.
Hay ejercicios que ayudan a potenciar esa conciencia corporal, como es el pilates, pero también hay otras maneras de conseguirlo.
Cómo tener conciencia corporal
Para empezar, retoma la conciencia de tu cuerpo, párate unos minutos y analiza cada una de tus extremidades, siéntelas una a una, ¿tienes las piernas cruzadas o no? ¿notas como se tocan tus piernas entre ellas? ¿estás apretando alguna parte de tu cuerpo? Quizás estés apretando los dientes, o contrayendo los glúteos… párate a pensarlo, y hazlo a menudo, aprende a conectar tu mente y tu cuerpo. ¿cómo?
- Toma aire y concéntrate en cómo viaja el aire por dentro.
- Empieza a recorrer tu cuerpo de abajo a arriba parando en cada centímetro, desde las plantas de los pies hasta las caderas.
- Párate en la zona perineal o suelo pélvico, (en el caso de los hombres, es lo que se encuentra entre los testículos y el ano) contrae y relaja los músculos, párate a diferenciar todo el movimiento que se concentra en esa zona. Identifica si hay algún punto de rigidez, tanto en los glúteos como en la zona anal. La zona perineal o suelo pélvico, se suele contraer en algunas situaciones, como por ejemplo, en las relaciones sexuales.
- Sigue subiendo con tu mente hacia la parte superior de tu cuerpo, siente los brazos, muévelos y mueve también los dedos uno a uno mientras los imaginas.
- Sube hacia la parte de la cabeza por el cuello, barbilla, orejas, nuca, cabeza…
Y vuelve a empezar. No es difícil, es algo que está innato en nosotros, solo hay que practicarlo para lograr hacerlo de forma inconsciente.